Volvo Cars continúa su inversión estratégica en la planta de Ridgeville, ubicada en las afueras de Charleston, con el objetivo de alcanzar la plena utilización de la fábrica en los próximos años. La instalación cuenta con una capacidad de producción de 150,000 vehículos por año y es clave dentro del plan de crecimiento global de la marca, junto con sus plantas en Europa y China.
En esta planta actualmente se producen el SUV totalmente eléctrico Volvo EX90 y el Polestar 3. A partir de finales de 2026, se incorporará a la línea de producción estadounidense el XC60, SUV mediano más vendido de la marca, tras haber vendido más de 27,000 unidades durante los primeros ocho meses de 2025 en EE.UU., lo que representa un crecimiento cercano al 20% frente al mismo periodo de 2024.
Håkan Samuelsson, CEO de Volvo Cars, señaló: “Nuestros planes de inversión refuerzan el compromiso a largo plazo con el mercado estadounidense y nuestras operaciones en Carolina del Sur. Este año celebramos 70 años de presencia en EE.UU., con más de 5 millones de vehículos vendidos hasta la fecha”.
Henry McMaster, gobernador de Carolina del Sur, destacó que la inversión de Volvo fortalece la posición del estado como líder en manufactura automotriz, resaltando la fortaleza de la fuerza laboral local y la confianza global en la región.
Volvo Cars planea introducir antes de 2030 un nuevo modelo híbrido de próxima generación en la planta, con el fin de satisfacer las necesidades del mercado estadounidense y continuar con su enfoque de regionalización, adaptando producto, tecnología, manufactura y comercialización para cada región.
En 2024, Volvo Car Group registró un beneficio operativo récord de 27.000 millones de coronas suecas, ingresos de 400.200 millones y ventas mundiales de 763.389 vehículos, consolidando su posición como fabricante global de autos eléctricos y sostenibles. La empresa emplea actualmente alrededor de 42,600 personas a tiempo completo, con oficinas y centros de desarrollo en Gotemburgo, Shanghai y otras ciudades estratégicas.
Con estas inversiones, la planta de Carolina del Sur se posiciona como un centro clave para la producción de SUVs eléctricos, futuros modelos híbridos y la expansión del alcance de Volvo en Estados Unidos, reafirmando su compromiso con la movilidad sostenible y segura.