La definición del WRC excedió todas las expectativas y coronó a un nuevo campeón

A todo o nada fue la definición del Mundial de Rally. Los campeonatos de pilotos y constructores estaban en juego en la fecha final de Japón y la pelea duró, literalmente, hasta el último centímetro.

Thierry Neuville tuvo la oportunidad que siempre buscó para campeonar. Llegó a esta carrera con una ventaja confortable de 25 puntos. Necesitaba solo 6 más para alzarse con el título. Su rival era nada menos que su compañero de equipo Ott Tanak. El piloto estonio tuvo una temporada llena de altibajos. Ahora, sin nada que perder, podía aplicar toda su velocidad y esperar el milagro.

En constructores, la ventaja la tenía Hyundai. Toyota tiene los mejores autos, pero no pudo traducir la performance en resultados por múltiples accidentes de sus pilotos. En Japón iban por la hazaña, ante su público, para prolongar la hegemonía en el máximo nivel del rally.

La carrera empezó con un espectacular Super Primer en el estadio de la ciudad de Toyota. Para sorpresa de todos, Adrien Fourmaux, con el Ford Puma, destruyó los relojes y saltó al tope de la clasificación general. Fue un buen aperitivo para el enorme drama que vino a continuación.

Los Hyundai tomaron el control al día siguiente. Tanak y Neuville intercambiaron victorias de tramo en las especiales 2 y 3, hasta que golpeó el drama. Y fuerte. Neuville apareció arrastrándose por el cuarto tramo. Tuvo un problema electrónico que ni él, ni el equipo, pudieron resolver. En el loop de la tarde continuó a marcha lenta por la misma falla. Tenía la consigna de terminar a como diera lugar.

Mientras Neuville pendía de un hilo, Tanak fue al ataque, aunque no lo tuvo fácil. Se enfrascó en una intensa lucha con Elfyn Evans hasta el final de la mañana. Empezando la tarde, Evans falló en la elección de llantas y Tanak lo aplastó. El día terminó con una diferencia de casi 21 segundos a favor del piloto de Hyundai. Adrien Fourmaux estaba en la tercera posición, aunque lejos en el tiempo acumulado. Takamoto Katsuta y Sebastien Ogier bajaron llantas en el primer tramo y se aferraban al top 5.

El duelo por la primera posición continuó el sábado. Evans salió a lo que daba su Yaris y se llevó dos de las tres victorias del primer loop. De regreso al servicio, había descontado casi 5 segundos a la ventaja que le llevaba Tanak.

Detrás, hubo otro gran duelo. Fourmaux y Katsuta empezaron el sábado separados por tan solo una décima. En la especial 11, el piloto japonés consiguió tomar la tercera posición de forma provisional. El francés contraatacó con contundencia justo antes de la asistencia. Recuperó el tercer lugar y puso un poco más de cinco segundos a su favor.

Mientras ellos peleaban, apareció Ogier en la mezcla. Si bien tumbó a Katsuta -su compañero de equipo- del cuarto lugar, lo importante era que los tres Toyota sumaban buenos puntos por el campeonato de constructores.

Por otra parte, Neuville consiguió reparar su i20 y salió a la carga. Necesitaba remontar muchas posiciones para entrar en la zona de puntos. Los 6 puntos que le faltaban seguían pendientes.

En la tarde, Tanak salió a poner orden. Estuvo impecable en los cinco tramos del cierre del sábado, en los que anotó tres scratch. Con eso estiró la ventaja a 38 segundos sobre Evans. Al consolidarse en el primer lugar puso mucha más presión sobre Neuville y de paso aseguró el título de constructores para Hyundai. Al menos eso parecía.

El domingo fue el día clave y en el que se desató la locura. El primer momento brutal ocurrió a muy pocos kilómetros del inicio, cuando Tanak perdió el control de su i20 y se dio este golpazo. Por suerte, la tripulación salió ilesa. Ahí se definió el título de pilotos a favor de Thierry Neuville. Después de 13 temporadas, 21 victorias y 5 veces en la segunda posición del campeonato, la perseverancia finalmente encontró la máxima recompensa. Fue una celebración corta con su copiloto Martin Wydaeghe porque el título de constructores aún estaba en juego. El abandono de Tanak suponía una pérdida de 15 puntos que volvió a abrir las opciones.

Lo que siguió fue inimaginable. A falta de dos pruebas especiales el campeonato de constructores estaba empatado entre Hyundai y Toyota. Así continuó hasta el último tramo en el que el equipo que lograra hacer el mejor tiempo se llevaría el torneo.

Toyota mandó a sus tres autos al ataque, frente a los dos que le quedaban a Hyundai. Los japoneses soltaron todo lo que tenían y fue Sebastien Ogier quien anotó el scratch definitivo y le dio los 5 puntos que mantuvieron el título en las manos de Toyota.

Elfyn Evans fue el ganador de la general. Estuvo muy sólido durante todo el fin de semana y una vez que Tanak quedó fuera, no dejó ningún cabo suelto hasta la meta.
Ogier escaló hasta la segunda posición de la general. El 1-2 de Toyota solo hizo más dulce la celebración en casa.
El tercer escalón del podio fue para Adrien Fourmaux. El piloto francés completó una gran temporada, con múltiples podios y ya se especula sobre su paso a Hyundai para el próximo año.

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